Desde el 20 de marzo las farmacias fueron declaradas establecimientos esenciales, por lo que continuaron brindando servicios y atención primaria de la salud.
La misión es descomprimir o suplir al sistema sanitario en lugares donde los centros estaban desbordados o no había acceso por la restricción en la circulación. Y también atender a muchos pacientes que eligen consultar primero a un referente cercano como el farmacéutico y no exponerse al contagio en la guardia de un hospital.
Desde las primeras alertas de la OMS sobre la propagación del SARS CoV-2, la Confederación Farmacéutica Argentina (COFA) y los Colegios que la integran acompañan a los farmacéuticos poniendo a su disposición diversas herramientas que contribuyeran a la prevención y también para facilitar la adecuación de los sistemas que permitieran garantizar la accesibilidad a los medicamentos en este contexto particular.
Se elaboró un Protocolo de Actuación en Farmacia Comunitaria, con permanentes actualizaciones a partir de las recomendaciones de la Federación Farmacéutica Internacional, la Organización Mundial de la Salud y el Ministerio de Salud de la Nación.
Se hizo una presentación ante las autoridades para que todas las farmacias puedan preparar insumos tanto para los pacientes como para la limpieza del establecimiento (ante los faltantes que hubo en las primeras semanas de abril).
Se trabajó junto a los legisladores para la definición de la Ley de receta con firma digital a fin de dar garantía de la seguridad en las dispensas. También se organizaron capacitaciones abiertas y se brindó información permanente a los profesionales a través de todas las vías de comunicación institucional para mantenerlos actualizados.
Los farmacéuticos readecuaron los espacios de las farmacias, generaron vías de comunicación alternativas con sus pacientes, y reforzaron las medidas de seguridad para mantener servicios fundamentales como la campaña de vacunación antigripal, que este año tuvo un récord de demanda.
Para ello se generó desde la COFA un protocolo con medidas de protección estrictas para llevar adelante tanto la vacunación como el resto de los servicios de gabinete, como la toma de presión arterial, aplicación de inyecciones, etc.
A la vez, los farmacéuticos fueron referentes en cuanto a educación sanitaria para evitar el contagio, instruyendo sobre las medidas de distanciamiento, el uso correcto del barbijo y la máscara, de los sanitizantes y los procedimientos para la desinfección en el hogar.
En esta situación de emergencia los farmacéuticos argentinos demostraron en cada rincón de la Argentina su vocación de servicio y su compromiso con la salud de la comunidad.