Pasaron de ser el “grupo de riesgo” en el 2020 a ser los fortalecidos de la pandemia por coronavirus.
A pesar de las dificultades o precisamente por haberlas sorteado, los mayores de 60 (que representan el 15% de la población argentina) se muestran fortalecidos frente a la pandemia. No solo porque fueron los primeros en obtener la vacuna (el 90% de ese grupo recibió al menos una dosis, según datos oficiales corroborados por Chequeado), sino también porque son los que sintieron más cerca el riesgo, y eso los hizo valorar aún más la vida, los afectos y los proyectos personales y familiares.
“Aunque la pandemia es una contingencia que nos afecta a todos, el grupo de los de 60-70 ha sido de los que peor la pasaron en la primera ola: fueron los más asustados, los más vulnerables, y los más expuestos porque los mensajes que llegaban desde los medios para ellos eran alarmantes –sostiene la psicóloga Mariana Trocca, coordinadora de salud mental de Medifé–. Pero hoy están en una situación de cierta tranquilidad: están vacunados y se sienten protegidos y aunque tengan que seguir cuidándose eso los hace estar en una situación de ‘privilegio’. Para muchos pasó esa sensación de peligro de muerte. A veces, el haberla sentido tan de cerca, despierta las ganas de vivir, de tener una experiencia que de lo contrario no tendrían. Ahora la preocupación para ellos pasa porque sus hijos se vacunen”.
El riesgo de caer en el edadismo
Sin dudas, la etiqueta de “grupo de riesgo” fue, para muchos adultos de más de 60 años, una mochila difícil de llevar. Y es lo que motivó a Vânia de la Fuente, directora del área de envejecimiento de la Organización Mundial de la Salud (OMS) a poner sobre la mesa el concepto de “edadismo” asociado a la pandemia, al afirmar que el Covid-19 “ha sido como una lupa que ha dado una mayor visibilidad a cómo las sociedades discriminan a los ciudadanos por cuestiones de edad”.
Para la psicóloga Beatriz Goldberg, autora de Cómo emprender en cualquier etapa de la vida, la etiqueta “grupo de riesgo” fue muy fuerte y todavía muchos no se la pueden quitar. Pero también observa que hay otros que viven una especie de “tercera adolescencia”. “En principio, noto dos grandes grupos: los que se quedaron enganchados con el ‘grupo de riesgo’ que fue una especie de sentencia de muerte, y siguen teniendo miedo y les cuesta retomar programas, y los que tomaron esta crisis como una oportunidad y están dispuestos a vivir con todo –plantea–. Después de lo que pasaron, dijeron ‘esta es la mía’ y empezaron a encontrar hobbies que antes no tenían, a reactivarse y a reinventarse. Son los que sintieron que las balas pasaron cerca y quieren aprovechar a hacer de todo. Yo lo llamo una nueva adolescencia, una tercera, porque la segunda les pasó a los 40. Es un grupo que se fortaleció. Sin dudas, este es un momento bisagra para muchos de ellos”, asegura.
Como si se tratase de una “segunda oportunidad” los mayores de 60 están de vuelta. “Muchos sintieron este año como una revancha y buscan vivir todo lo que el 2020 les robó. Ya no se sienten grupo de riesgo porque este año demostró que todos somos vulnerables frente al virus”, sostiene Goldberg. Y Marcela cierra: “La pandemia nos exige la mayor plasticidad posible. Quedarse en un lugar de espera, paraliza. Siempre la vida está delante y uno tiene que tener la valentía de tomarla. Los discursos de miedo generan aislamiento y depresión. En cambio, los proyectos nos movilizan, nos definen. Mientras tengas objetivos y busques realizarlos, no importa qué edad tengas”.
Lo que se viene es el agnosticismo etario
(Apartado de Sebastián Campanario – periodista, economista y autor del libro Revolución Senior)
La pandemia puso negro sobre blanco muchos de los desafíos y problemáticas de los senior. Nos dimos cuenta de que falta mucho por hacer a nivel sociedad, empresarial e individual. Pero también nos enseñó que este grupo, a pesar de haber sido a priori uno de los que mas sufrió, fue también el que mostró mayor capacidad de resiliencia. Especialistas de Ineco hicieron un estudio muy importante sobre salud mental durante la cuarentena, y se sorprendieron al observar que los mayores de 60, considerado el grupo de riesgo, habían mostrado más y mejores herramientas para sortear la pandemia que los adolescentes y jóvenes, en parte porque tienen sobre sus espaldas otras crisis, otras debacles. Pero también (agrego yo) porque tienen un mayor caudal creativo y otras habilidades que van mejorando con el paso de los años.
La creatividad es la unión de varios puntos (cada uno representado en experiencias vividas, libros leídos, cosas que estudiaste, películas que viste). Cuántos más puntos tenés para unir, más posibilidades hay de llegar a un resultado creativo extraordinario, eso está demostrado en muchos estudios de psicología y economía creativa. Y las personas más grandes, que tienen más cantidad de esos puntos por los años vividos, lo tienen como una fortaleza, que también ayudó a transitar esta pandemia.
Por otro lado, se está empezando a hablar de la ‘economía silver’ y eso es una buena noticia porque las marcas están tomando plena conciencia de este grupo. Basta entrar en la home de cualquier banco y advertir que los modelos que aparecen allí son personas de 50, 60, y 70. Esto era inimaginable hace un año, cuando todas las publicidades estaban protagonizadas por los millennials. Las empresas se están dando cuenta de que están dejando de lado la posibilidad de ganar dinero si no tienen en cuenta este sector, con sus especificidades.
De todas maneras a mí no me gusta hablar mucho de batalla generacional, o distinguir grupos por edades. De hecho, lo que se viene en todo el mundo es el agnosticismo etario, es decir: ser inclusivo con todas las edades. Esto consiste en hacer políticas, productos, servicios o artículos que incluyan a todos. Un ejemplo claro y concreto es lo que pasó con Apple: sus productos, en un principio fueron adoptados por la población adulta por ser muy simples e intuitivos para usar y después fueron utilizados masivamente por todos, desde chicos hasta personas de más de 90. Y mal no le fue: estamos hablando de la empresa más valiosa del mundo.
FUENTE: LA NACION