Es muy difícil la recuperación económica en un país como la Argentina que hace años que no crece.
Es muy difícil resolver el déficit fiscal cuando no se pueden desacelerar los pisos permanentemente altos de inflación.
En distintos momentos de nuestra larga historia, la política ha creído que socorrer con asistencialismo era resolver los desfasajes económicos del desocupado, del trabajador informal o no registrado.
O que ajustando las jubilaciones se le iba a solucionar el gasto público, principal factor del déficit fiscal en el país.
En Argentina no se han podido resolver los problemas del hambre, del desempleo, la pérdida del salario real y el deterioro de las jubilaciones.
Esto ocurre porque no se han aplicado las políticas adecuadas y sostenidas en el tiempo.
Como consecuencia, estos problemas se enraizaron volviéndose estructurales. La pandemia por coronavirus azota al mundo desde inicios de 2020.
Nuestra generación está sufriendo una crisis humanitaria cuyo resultado va a ser el deterioro general, en distintos ámbitos de la vida. El menor o mayor impacto económico será de acuerdo con como la pandemia encontró a cada una de las naciones.
El camino de recuperación de la Argentina estaba endeble desde antes del Covid-19 y será más cuesta arriba ponerse de pie.
De todos modos, creo que siempre se puede salir. Que las crisis son fracturas que pueden fortalecernos y cuanto más haga la política unida será el tiempo que nos lleve salir adelante.
Lo principal es tener en claro hacia donde debemos ir como país
En lo que respecta a la Seguridad Social, las políticas que se vayan a aplicar son claves para que el asistencialismo le deje lugar al trabajo genuino, que el salario y la jubilación funcionen como un único correlato y que los trabajadores y los jubilados puedan lograr responderle a la economía de consumo.
Sostengo que esto es lo que mueve a un país, mueve la rueda del crecimiento.
Argentina, de una vez por todas, tiene la oportunidad de convertirse en la mejor versión de sí misma.